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Ecuador en las Noticias

La colección arqueológica que el correato esfumó

29/03/2018 4Pelagatos -

Durante todo el tiempo desde que desaparecieron las obras, no ha habido ni una sola autoridad que haya dispuesto una investigación

Foto: 4Pelagatos Foto: 4Pelagatos

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A los 14 años de edad, Luis Plaza Febres Cordero se entregó de lleno a la que años más tarde se convertiría en la gran pasión y razón de su vida: recolectar y coleccionar piezas arqueológicas. Lo hizo tan bien que al cabo de décadas logró construir una de las colecciones más preciosas del país, una verdadera joya patrimonial que fue avaluada en 95 millones de dólares y que fue exhibida en los mejores museos del país e incluso hizo parte de muestras que viajaron al exterior. Ahora que está alrededor de los setenta, esa misma pasión le ha provocado a este dermatólogo, que divide su tiempo entre la atención en Solca y su consultorio privado, una tristeza tan honda y lacerante que sus amigos dicen que ha envejecido de forma prematura.

¿Qué le pasó a Luis Plaza Febres Cordero durante ese tiempo? Lo peor que le podía haber ocurrido: le robaron la parte más valiosa de su colección y todo indica que el delincuente y encubridor fue el gobierno de Rafael Correa.

La historia del robo no solo es espeluznante por la afectación que sufrió Luis Plaza sino también porque fue el Estado, que se supone debe ser custodio del patrimonio cultural del país, el responsable de la desaparición de las piezas y también de haber entorpecido todos los esfuerzos del médico por recuperar su colección. Entorpecimiento que incluye sentencias judiciales que pusieron en tela de duda la propiedad de las piezas, escudándose en el argumento de que el coleccionista no podía probar su propiedad sobre los objetos y que el Estado es el verdadero dueño del patrimonio del país por disposición constitucional.

Todo arranca cuando la colección de Luis Plaza, de alrededor 9 mil piezas, fue a exponerse en las instalaciones del Museo Nahim Isaías de Guayaquil, especializado sobre todo en arte colonial quiteño. La muestra arqueológica estuvo exponiéndose ahí varios años hasta cuando ese museo se desarticuló a raíz de la crisis generada por el feriado bancario, ya que era propiedad de la familia Isaías, dueña del Filanbanco. Fue entonces que una hermana del coleccionista, casada con Roberto, uno de los hermanos Isaías, le sugirió que embodegue su colección, demasiado grande para entrar en una casa o bodega cualquiera, en uno de los pisos del edificio Equinoxcopr, también de propiedad de la familia Isaías. 

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