Ecuador en las Noticias
La justicia de Correa es manejada por familias
Las relaciones laborales y familiares de Carlos Tomás Alvear Peña no sólo son evidencias de cómo el gobierno de la Revolución Ciudadana cooptó la función judicial en diez años de ejercicio del poder
Las relaciones laborales y familiares de Carlos Tomás Alvear Peña no sólo son evidencias de cómo el gobierno de la Revolución Ciudadana cooptó la función judicial en diez años de ejercicio del poder, también denotan el poco interés gubernamental de ejecutar cambios que fortalezcan la independencia de la justicia, tal como una decena de países recomendaron al Ecuador, el pasado 1 de mayo, en el Examen Periódico Universal sobre derechos humanos en Naciones Unidas. Ese día el gobierno presentó su informe sobre la condición de la justicia y aseguró que existía un Reglamento de “concursos de méritos y oposición, impugnación ciudadana y control social para el ingreso a la Función Judicial, lo que ha permitido normar adecuadamente el procedimiento de postulación, selección y designación de servidores, incluyendo una fase de formación inicial a través de la Escuela de la Función Judicial”.
Se trata de una lírica declaración porque se contrapone al sistema que Gustavo Jalkh constituyó con Carlos Peña como su rostro más visible ¿Quién es Alvear Peña? Es un hombre de gustos refinados, gusta de los viajes y la buena comida, quien no lo conoce debe saber que es el hombre más poderoso de la justicia, luego del saliente presidente Rafael Correa y el propio Jalkh, presidente del Consejo Nacional de la Judicatura. Alvear es desde 2016 director nacional del Consejo de la Judicatura (CJ), cuencano de 37 años, profesionalmente lo ha logrado todo, incluso a nivel de nepotismo porque buena parte de su familia (esposa, padre, sobrino, cuñadas, primos, amigos cercanos y otros parientes) ostenta importantes cargos dentro de la Función Judicial.
En 2015 Alvear Peña impulsó el concurso de méritos para escoger 475 jueces en todo el país. Para ello los aspirantes debían ser parte del curso de formación inicial, el cual fue impartido por la Escuela de la Función Judicial. Esta dependencia, dirigida también por él, fue la encargada de formar y capacitar a los aspirantes a ocupar una vacante como juez. Su esposa, María Alexandra Domínguez Arcos fue parte del concurso y como es obvio fue seleccionada jueza de primer nivel. Ese año la Escuela de la Función Judicial manejó también otras funciones que antes no le habían correspondido: tomó pruebas psicológicas, de conocimientos y prácticas.
Manejó además los requerimientos para los postulantes que deseaban ingresar al curso de formación inicial. Posteriormente manejó la aprobación del concurso para los futuros jueces e intervino en los procesos de evaluación de desempeño, es decir, en los puntajes, la asignación de evaluadores y la evaluación propiamente dicha.
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