La marcha llegó a la vía a la Costa

La Policía, conjuntamente con la autoridad de tránsito, intentó en varias oportunidades sin éxito abrir un carril para aligerar el congestionamiento. Pero fue imposible.

Un día más. El sol brilla sobre la bandera de los manifestantes pro Lasso. Foto: Expreso

Octava jornada de protestas. El ánimo opositor en las calles no desmaya. En Guayaquil, donde los reclamos se han mantenido en funcionamiento a modo de manifestaciones focalizadas que se toman puentes, túneles, avenidas y vías de acceso prioritarias, los ciudadanos optaron ayer por hacerse presentes en la vía a la Costa, único paso de desfogue para el regreso playero.

Los manifestantes no eran muchos. Pero sí suficientes para bloquear la vía en un largo trecho, apoyados en una bandera de Ecuador y el grito vivo del recuento de votos, la principal petición desde el inicio de las protestas que, sin embargo, han incluido cada vez más rechazo a las políticas del Gobierno.

El lugar no tardó en colapsar. A la altura de la urbanización Puerto Azul empezó a extenderse un interminable cordón de tránsito anudado por una protesta de carácter pacífico, sin presencia de líderes políticos visibles. La congestión se volvió pronto colapso. Y quienes recorrían la vía en sentido inverso contaban kilómetros de automóviles paralizados por más de hora y media.

La Policía, conjuntamente con la autoridad de tránsito, intentó en varías oportunidades sin éxito abrir un carril para aligerar el congestionamiento. Pero fue imposible.

Entre las pancartas, una cobraba más sentido que todas: “Disculpa si mi protesta colapsa tu tráfico, pero tu indiferencia colapsa el futuro de mi país”.

La toma de vías se ha convertido en la forma pacífica de ganar notoriedad, en manifestaciones ininterrumpidas que, durante el fin de semana, alcanzaron también al gobiernista diario El Telégrafo, frente al cual resonaron coros de “prensa corrupta”.

La manifestación de ayer autoconvocada por redes sociales es la primera en esta zona de la ciudad. Y la decimoquinta registrada en Guayaquil. Sus participantes, en su mayoría, respaldaron la candidatura de Guillermo Lasso. Otros, incómodos con la etiqueta, prefieren describirse como manifestantes en defensa de la democracia.