Economía
Desplazados no retornan por temor
Los guerrilleros le dieron 72 horas para que abandonara su finca. “Si regresamos y siguen aquí, la matamos a usted, a su esposo y a su hijo”, le dijeron, mientras golpeaban la pared de su casa con un fusil. Olga no lo dudó. Al siguiente día colocó la ropa de su familia en un saco de yute, cerró las puertas de su tienda y salió de su natal Caquetá, un departamento del suroriente colombiano.
Los guerrilleros le dieron 72 horas para que abandonara su finca. “Si regresamos y siguen aquí, la matamos a usted, a su esposo y a su hijo”, le dijeron, mientras golpeaban la pared de su casa con un fusil. Olga no lo dudó. Al siguiente día colocó la ropa de su familia en un saco de yute, cerró las puertas de su tienda y salió de su natal Caquetá, un departamento del suroriente colombiano.
Viajó 12 horas en camión, cruzó la frontera y llegó a Puerto Camacho, recinto fronterizo de Ecuador, que está en las orillas del río San Miguel, en Sucumbíos. Allí vive seis años.
En este poblado de dos cuadras hay casas de madera y ladrillo. No hay alumbrado público ni alcantarillado. Tampoco hay señal de celular ni servicio de transporte. La oficina policial más cercana está a 50 minutos. Allí habitan apenas 15 familias y todas son de Colombia, pues huyeron de la guerra.
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