Turismo
Yani guarda secretos medicinales
Es una garganta tallada en la roca que desciende por la cordillera que limita entre el cantón Otto Arosemena Tola y el Parque Nacional Llanganates
En una calurosa tarde de verano, Johanna Miranda recorrió a pie más de un kilómetro del río Yani (color verde en español), aguas arriba, para llegar a la laguna Escondida.
Es una garganta tallada en la roca que desciende por la cordillera que limita entre el cantón Otto Arosemena Tola y el Parque Nacional Llanganates, que se reparte en las provincias de Tungurahua, Cotopaxi, Pastaza y Napo.
El santuario está tapizado de un verde intenso, por lo exuberante de su naturaleza. Adentrarse en las entrañas de esta frondosa selva de 120 hectáreas es toda una aventura para Miranda, de 19 años.
El bosque primario aún guarda árboles gigantes de cedro, laurel, hacha caspi y chuncho, maderas consideradas duras o resistentes, de más de 30 metros de altura y de un gran espesor. “Son árboles milenarios; no los rodearíamos en círculo ni entre cinco personas.
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