Ecuador en las Noticias
Correa sabía cómo los Alvarado se hacían millonarios
Correa sabía quiénes eran los Alvarado y cómo trabajaban. Lo supo desde los primeros años de su gobierno.
Nadie sabía que los hermanos Alvarado eran empresarios honestos, según dice Rafael Correa en un tuit destinado a defenderlos. Se sabía que eran funcionarios suyos y que lo fueron durante toda la década. Pero ahora que la Unidad de Análisis Financiero y Económico (UAFE) dijo haber detectado “operaciones inusuales e injustificadas” en las cuentas de Vinicio y Fernando Alvarado y de sus familiares, Correa los presenta como empresarios que fueron a trabajar en la función pública. Y tiene razón: Vinicio y Fernando Alvarado son empresarios que se dedicaron a hacer negocios en sus cargos y a usar las funciones para incrementar los réditos de sus empresas. Llegaron con poco dinero, como lo prueban sus declaraciones de renta o las de sus empresas y ahora se habla del manejo familiar de decenas de millones de dólares.
Correa sabía quiénes eran los Alvarado y cómo trabajaban. Lo supo desde los primeros años de su gobierno. Lo sabían sus ministros, asambleístas y altos funcionarios escandalizados por la forma cómo las empresas de Vinicio Alvarado absorbieron la publicidad oficial, los cambios de imagen y logos de entidades oficiales, campañas publicitarias, los spots… Lo supo Correa, en forma irremediable, la última semana de octubre de 2009 cuando la revista Vanguardia presentó una investigación que se tituló “Los negocios de los Alvarado”. Una investigación que tardó ocho meses en los cuales Jean Cano y este pelagato encontraron la información que permitió perfilar el negocio que montaron en el gobierno los Alvarado. Ese informe desapareció, curiosamente, de Internet. Al igual que otros trabajos periodísticos que hacían referencia a la buena salud de las empresas y de la fortuna de los Alvarado.
Si el informe de la UAFE sorprendió a muchos, es precisamente porque Vinicio y su hermano controlaban la pauta publicitaria del Gobierno de Correa. Lograron crear un ambiente de total silencio e impunidad a su alrededor. Tenían influencia casi total sobre las agencias de publicidad y sobre medios susceptibles de dejarse presionar. En el informe de Vanguardia de 2009, se cuenta cómo Vinicio Alvarado no quiso hablar personalmente con los periodistas de Vanguardia y quiso que se le mandaran las preguntas por escrito. Pedido negado. Pero en una carta que envió escribió que esperaba que la revista fuera consciente de las responsabilidades ulteriores de la publicación… Amenaza evidente que fue, igualmente, rechazada.
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