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Ecuador dejó de ser país petrolero

22/04/2015 Fundación 1000 Hojas -

Precios bajos del petróleo y altos costos de producción resultan en una mezcla explosiva para la economía nacional. Ante las nuevas tecnologías de extracción petrolera, Ecuador estaba advertido para cambiar su política, pero el Gobierno no hizo nada efectivo. El mismo presidente tenía los estudios que advertían de este problema.

Foto: Los mandatarios de los dos booms petroleros que ha vivido el Ecuador, Guillermo Rodríguez Lara y Rafael Correa. Foto: Los mandatarios de los dos booms petroleros que ha vivido el Ecuador, Guillermo Rodríguez Lara y Rafael Correa.

Foto: Los mandatarios de los dos booms petroleros que ha vivido el Ecuador, Guillermo Rodríguez Lara y Rafael Correa.

Precios bajos del petróleo y altos costos de producción resultan en una mezcla explosiva para la economía nacional. Ante las nuevas tecnologías de extracción petrolera, Ecuador estaba advertido para cambiar su política, pero el Gobierno no hizo nada efectivo. El mismo presidente tenía los estudios que advertían de este problema.

Dos regímenes autoproclamados nacionalistas y revolucionarios, marcan el tiempo del petróleo en el Ecuador: su despertar y su ocaso.

Primero, el gobierno militar del general Guillermo Rodríguez Lara: “Nacionalista y Revolucionario de las Fuerzas Armadas“, inauguró el mini boom petrolero en 1972, exhibiendo en Quito el primer barril de crudo producido por la transnacional Texaco en consorcio con la naciente Corporación Estatal Petrolera Ecuatoriana – CEPE. Casi medio siglo después, el gobierno de Rafael Correa Delgado: “Revolución Ciudadana“, cerrará practicamente el ciclo extractivo, exprimiendo las últimas gotas del oro negro. Si al agotamiento de las reservas le agregamos el desplome de los precios del crudo, tenemos un cuadro de tragedia económica en un país que ha atado su destino al hidrocarburo.

Las cifras ponen al desnudo la tragedia petrolera, una realidad sin prescedentes en los últmos 50 años. Es una suerte de coctel explosivo preparado con bajos precios del petróleo y altos costos de extracción; el primero determinado por el mercado global de hidrocarburos y el segundo establecido en los revolucionarios contratos de servicios petroleros, suscritos entre 2010 y 2014. La fórmula fatal es muy sencilla y no hace falta ser experto para entenderla: cuando sacar un barril de petróleo cuesta más que venderlo, el negocio explota.

De los dos ingredientes, el precio del crudo es un factor externo al ámbito del régimen, pero la definición del costo de producción (Tarifa) en los contratos fue de exclusiva responsabilidad del gobierno de Rafael Correa, y constituyó el elemento central en la configuración de la participación del país en la renta petrolera. Mientras en 1972 el gobierno militar de Rodríguez Lara, modificó el contrato con la transnacional Texaco determinando una participación para el Estado del 87%; el gobierno de Correa, al renegociar los contratos de exploración y explotación el año 2010 con las compañías extranjeras, estableció tarifas de 35 y 41 dólares por barril (U4/BL), en aquellos bloques de mayor producción. Entre tanto, para las áreas de manejo estatal a cargo de Petroecuador y Petroamazonas (Joyas de la Corona), con la firma de contratos de servicios específicos, los años 2012 y 2014, para incrementar la producción, se dispararon los costos de producción de 9 dólares a 27 U$/BL, según lo confirmó el gerente de Petroamazonas, Osvaldo Madrid.

El año 2014, el petróleo generó tanto por exportaciones como por venta de derivados U$ 15.367 millones, considerando un precio promedio del barril de U$ 80, de los cuales U$ 11.757 millones corresponden a: costos de producción (U$ 5582 millones) e importación de derivados (U$ 6174 millones). El aporte neto al presupuesto del Estado durante el referido año fue de apenas U$ 3600 millones.

Para el año 2015, considerando un precio del petróleo de 50 U$/BL, lo cual implica que el WTI o crudo de referencia debe estar en 60 U$/BL, la situación es de catastrofe: por exportación de crudo y venta de derivados el país recibiría U$ 9942 millones, pero los costos de producción (Tarifas) y la importación de derivados representaría U$ 10.145 millones, dejando un déficit de U$ 226 millones, como se expresa en el siguiente cuadro.

La creciente presión de los subsidios a la economía fue advertida desde el año 2013, en un estudio realizado por la consultora Wood Mackenzie, contratada por el Ministerio de Recursos Naturales. Las conclusiones encendieron las alarmas oficiales: si no se eliminan los subsidios a los principales combustibles: Glp, diesel y nafta, entre el 2015 y el 2017, el colapso económico sería inminente. Es importante destacar que estas conclusiones se realizaron antes de que el país empiece a soportar los efectos de la caída del precio del petróleo. El total de subsidio del año 2014 alcanzó la cifra de U$ 3907 millones.

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