Ecuador en las Noticias
Para la charlatina hubo que pagar un vuelo en helicóptero
Lo que Correa aparentemente olvidó durante el enlace 487 que dio en Pujilí, provincia de Cotopaxi, es su promesa de que las sabatinas ya no le iban a costar al Estado.
Rafael Correa es hombre de memoria frágil. Al menos para las cosas que no le gustan recordar. Seguramente cree en aquella frase del gaucho Martín Fierro que dice que olvidar las malas cosas también es tener buena memoria.
Lo que Correa aparentemente olvidó durante el enlace 487 que dio en Pujilí, provincia de Cotopaxi, es su promesa de que las sabatinas ya no le iban a costar al Estado. La promesa es reciente: apenas en mayo de este año y al calor del drama del terremoto había dicho que las sabatinas iban a ser financiadas por la empresa privada y por los jóvenes y militantes de Alianza País.
Si en realidad hubiera recordado su ofrecimiento, lo mínimo que pudo haber hecho es anunciar quién o quiénes financiaron la sabatina. ¿Si fue la empresa privada qué empresas colaboraron? ¿Si fueron los jóvenes de su movimiento por qué no los mencionó? ¿Cuánto dieron?
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