Sonnenholzner dejará el gobierno acaso la otra semana

Otto Sonnenholzner se va del gobierno. Se va presumiblemente la semana entrante. Se va a seguir haciendo la campaña electoral, pero ahora sin la logística que le proporciona ser vicepresidente de la República.

Foto: 4 Pelagatos

Otto Sonnenholzner se va del gobierno. Se va presumiblemente la semana entrante. Se va a seguir haciendo la campaña electoral, pero ahora sin la logística que le proporciona ser vicepresidente de la República. En realidad, Sonnenholzner se va porque sus patrocinadores políticos temen que su candidatura presidencial se vea empañada por el balance negativo que hagan los electores del gobierno de Lenín Moreno del cual hace parte desde el 11 de diciembre de 2018. A sus ojos, prolongar su presencia en el gobierno agravaría ese pasivo.

Sonnenholzner siguió el ejemplo del presidente Moreno: usó el cargo para erigirse en alternativa política. Lo hizo siendo vicepresidente de Rafael Correa y, luego, en la ONU, en tareas totalmente honoríficas que podía haber ejercido en Ecuador. Pero, claro, tenía que poner un océano de por medio para que los cuestionamientos al gobierno de Rafael Correa no lo salpicaran. Se fue a Ginebra y Correa, suelto de huesos con plata que no era suya, parió un decreto ejecutivo –el 340– y le otorgó un millón seiscientos mil dólares para su estadía, a los cuales no tenía derecho.

Sonnenholzner no se fue del país. Solo convirtió la vicepresidencia en oficina electoral y, durante estos casi 19 meses, se dedicó a posicionarse en el imaginario social como un benefactor; ayudado en grado sumo por la pandemia. Igual hizo Moreno en el mismo cargo. Hoy Sonnenholzner figura en las encuestas entre los más opcionados para suceder a Moreno en Carondelet. Es obvio que Otto, como pidió que le llamen, actuó con total apoyo y anuencia del presidente. Al parecer es una de sus especialidades porque también ayudó a María Fernanda Espinosa a llegar a la presidencia de la Asamblea General de la ONU. Otro cargo honorífico y sin beneficio alguno para el país. Pero Moreno pagó, con plata pública, esa campaña y puso aviones y logística al servicio de su entonces canciller y defensora de las dictaduras de Cuba,Venezuela y Nicaragua.

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